Una crítica a la estandarización de souvenirs alrededor del mundo. La instalación, busca recuperar la autenticidad de vivir y estar en un lugar e instante determinado y único para la persona que está presente. A través de la flor que comunica lo efímero y tiene una duración determinada, generamos una ofrenda a la inversa. Los turistas transportarán este souvenir hasta sus casas, como si de una ofrenda de recuerdos vivos se tratase. De esta manera recordarán lo vivido durante un periodo de tiempo determinado. Más tarde, quedará en la memoria, donde no existen los residuos.